lunes, 19 de enero de 2015

¿CONOCE USTED A BENEDETTI?

Estaba en una isla pequeña, situada en un mar pequeño que formaba parte de un continente pequeño, localizado en un planeta pequeño, ubicado en una galaxia pequeña enclavada en un universo infinito. Por motivos que no vienen al caso me encontraba en aquella isla y vagaba sin rumbo. Estaba bastante borracho, en aquella isla había poco que hacer, y simplemente caminaba, junto al mar, bajo la luna. Y conforme caminaba saludaba, saludaba a diestro y siniestro. Al ayudante de cocina siciliano que en realidad era actor de teatro, al camarero búlgaro que en realidad era músico, al friegaplatos español que en realidad era fotógrafo, al basurero sudanés que en realidad era pintor, y allí estaba yo, que todavía no había averiguado lo que era. Y conforme saludaba la pena me crecía en la garganta. La vida nos había estafado a todos. ¿Porque unos hombres lo consiguen y otros no?. ¿Donde erradicaba el misterio?. ¿Cual era el secreto?. Tal vez tenía razón Benedetti con aquel poema suyo: "la culpa es de uno cuando no enamora y no de los pretextos ni del tiempo...". Estas eran cuestiones serias sobre las que había que reflexionar al calor de una buena copa de vino. La luz de aquel bar me atrajo como un imán, lighthouse era su nombre, un nombre adecuado para desenmarañar el misterio. Me senté en una mesa, la más cercana a la salida, (es un buen truco cuando no llevas dinero). En la mesa había un pequeño cartel "pidan en la barra no tenemos servicio de camareros." Mala cosa, pensé. Me dirigí a la barra, allí había otro pequeño cartel "esperen en sus mesas el camarero pasará a atenderles". Muy mala cosa, pensé.
- Disculpe, si hago caso a los carteles va a ser difícil beber en este bar. Le dije al hombre que se encontraba tras la barra.
- Es que en este bar no se viene a beber. Contestó mientras secaba unos vasos.
- ¿Entonces porque seca usted esos vasos?.
- Me gusta secar vasos, no hay que buscarle una finalidad a todo.
- Y dígame,  ¿a que se viene a este bar?
- Yo a secar vasos, usted no lo sé.
- Yo voy buscando el secreto de porque unos hombres lo consiguen y otros no.
- Eso se lo puedo decir yo, acérquese amigo. ¿Conoce usted a Benedetti?
- No siga, póngame un vino que no haya que pagar.
- ¿Tinto o blanco?. Preguntó

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