jueves, 23 de octubre de 2014

OSCURIDAD Y ROCAS

- Cada vez le veo menos sentido a todo esto.
Fueron las últimas palabras que me dirigió justo antes de salir por la puerta.
Una semana más tarde el mar devolvía su cadáver a la costa.
Los indicios de que podría hacer algo así eran evidentes. Si echo la vista atrás está claro que estaba pidiendo ayuda a gritos, pero no supe o no quise dársela, que mas da, ahora ya está muerto. Muerto para siempre, sus células no se reproducirán más, su mano ya no girara la manivela de ninguna otra puerta, los procesos de caries de sus muelas se han detenido, ya sus intestinos no elaboraran mas mierda para ser evacuada a través de su recto, los virus y las bacterias quieren marcharse de él, habitan un cadáver, y ya se sabe que un cadáver no es buen huésped. Su sangre se ha quedado quieta, ya no circula, no va a ninguna parte, ya no se formarán legañas en sus ojos nunca, nunca más, ya no será sancionado por devolver tarde a la biblioteca cien años de soledad, nunca sabrá como acaba. Toda la gente que lo conoció deberá borrar su número de teléfono, (¿para qué sirve un muerto en una agenda?). Su corazón ha dejado de latir en su pecho . Habrá que cambiar los tiempos verbales para referirnos a él, ya no más presentes, ahora a su nombre irán adheridos los pretéritos, era, estaba, trabajaba…... Ya no experimentará sueño alguno, ya no lo despertará sobresaltado otra pesadilla, todos sus documentos, DNI, tarjeta sanitaria, carnet de conducir, carnet de la biblioteca… serán totalmente inútiles y dolorosos, como los recuerdos de una guerra perdida. Se acabó, ya no se quejará del frío, nunca más. No más despertadores, ya no los necesita. Ha perdido para siempre el miedo a la vejez, a la enfermedad, para siempre. Ha dejado de ser para convertirse en un recuerdo. No más lágrimas en sus ojos, nunca, nunca más su boca dejará escapar una carcajada (¿acaso oyó alguien reír a un muerto?). No más besos, no más abrazos, nunca más experimentará un orgasmo. Ya no tendrá que esperar ante un semáforo en rojo, ni en la consulta del médico, ni en correos. Ya no tendrá que esperar nunca, por nada  ni por nadie. Nadie se enfadará con él porque llega tarde a una cita. Ya no tendrá hambre nunca más, no tendrá problemas para llegar a fin de mes, ya nunca llegará al final de ningún mes, ni de ninguna hora, día, año....
¿Y su ropa? ¿Qué hago con su ropa? ¿Hay algo más frío que la ropa de un muerto?
¿Y sus fotos?, ¿y sus vídeos? Sus fotos y sus vídeos mienten, me devuelven una vida que ha dejado de ser. Se ha ido. Para siempre. Y nunca, nunca va a volver.
Tomó una decisión, y esta fue dejar de existir. Yo me he quedado aquí, del otro lado, sin mi amigo. Simplemente se quito del medio, como tantos otros que dejaron de verle la gracia a esto de vivir, porque una cosa es segura, si pierdes el sentido del humor saltar del acantilado cada vez te parece una opción más atractiva.
Respondió a la única cuestión filosóficamente importante según dice  Camus en su obra el mito de Sísifo, juzgar si la vida vale o no la pena de ser vivida.Y su respuesta fue reventarse contra las rocas del acantilado.
Está claro que ahora nosotros, amigos y familia, nos sentimos culpables, imagino que es así como sucede siempre, los que nos quedamos de este lado sentimos que hicimos algo mal, o que tal vez podíamos haber hecho algo más para que siguiera entre nosotros y hubiera elegido otra respuesta a la maldita cuestión planteada por Camus. Es una jodida cosa el sentimiento de culpa.
Ahora por las noches no puedo conciliar el sueño. Pero para seos sincero no es por el sentimiento de culpa, es que cada vez le veo menos sentido a todo esto.

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