domingo, 26 de octubre de 2014

SERVICIO DE VOLUNTARIADO EUROPEO

Soy voluntario en Austria
trabajo para una organización católica;
soy un ateo convencido,
apóstata
y sin embargo vivo en una casa parroquial;
la vida siempre es una paradoja.
Cuando nieva mucho, (y en Innsbruck nieva mucho)
debo levantarme a las 06:00 de la mañana
para quitar la nieve de la plaza de la iglesia.
Tengo que abrir un camino
para que los cristianos le recen a su estúpido dios;
son las 05:45.
miro por la ventana;
una cortina de nieve cae pausadamente;
vuelvo a la cama;
miro el cuerpo desnudo de oksana;
recuerdo aquel poema de Benedetti:
“una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad que nos alumbra”
me acurruco junto a ella
su cuerpo está tan caliente;
la abrazo por la espalda;
con mi mano cojo su muñeca;
noto su corazón latir en las yemas de mis dedos;
su latido entra en mi;
en dulces y cálidas oleadas;
su corazón se confunde con el mío;
llevo su vida en mi torrente sanguíneo;
hundo mi cara en su pelo;
se despierta;
se gira hacia mí;
me sonríe ;
me besa;
bebo de su respirar;
la abrazo muy fuerte.
El despertador suena
son las 06:00 de la mañana;
maldigo al dios de los cristianos;
ella se ríe
porque seguirá en la cama
mientras yo  lucharé con la nieve;
y hoy,
hay mucha nieve.
me levanto
sintiéndome un estúpido;
comienzo a vestirme;
Oksana me sonríe;
una sonrisa lasciva;
se levanta
totalmente desnuda;
me coge de la mano
y me vuelve a llevar a la cama;
junto a ella;
me desviste con manos impacientes
-tú no trabajas hoy-, me dice.

Ella

se ríe.

Yo

me río.

Y la nieve,

los cristianos,

y su dios,

se pueden ir a tomar por culo

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